
Antes de nada quiero aclarar que la vida no es justa. Las cosas ocurren y ya está. Algunas veces es culpa nuestra y otras, la mayoría, no lo es. Uno de los puntales de la mayoría de los libros que, supuestamente, ayudan a que cada uno creemos riqueza se basan en el aspecto psicológico de la persona. Se basan, concretamente, en tres puntos : 1) en saber aceptar en que momento de la partida estamos, sea por culpa nuestra o no, 2) que podemos cambiar o aprovecharlo y 3) como enfocar nuestro ánimo y creatividad. Ese último punto, que es el importante, cuando toca desarrollarlo se queda en la superficie: Tú puedes, eres el mejor, tienes potencial ilimitado, traza un plan, etc.
Ignoramos cuán en realidad estamos a merced del azar. Si me dijeran que pusiese un porcentaje aproximado diría que entre un 80% o 90% sería mi respuesta. Desde el país, la familia, la condición social y la época que nos toca vivir al nacer hasta la educación, la influencia de otras personas, acontecimientos fortuitos y predisposición genética que desarrollamos con el tiempo. Si lo pensamos bien, nuestro radio de acción es bastante limitado. Por eso es normal que la ayuda se centre más en la psicología de las personas porque pensar en ello es bastante desmoralizante y, por lo tanto, olvídate de ello, traza un plan y empieza a cumplirlo. Conclusión, no pensemos en ello.
Los diferentes consejos que he seguido, y que suelo recomendar en el tema de la riqueza, suelen ser: vive por debajo de tus posibilidades, no te obsesiones en rentabilidades increíbles y ahorra. En realidad, esos consejos no son para generar o crear riqueza. Esos consejos son para conservar la riqueza pero normalmente la gente lo que quiere saber es cómo generar más de lo que ya genera (si es que algo generaba). Por lo tanto, alguien me podría echar en cara que no he descubierto la piedra filosofal... todavía.
Crear Riqueza

El truco es que solo hay dos formas básicas para crear riqueza: Productos y servicios. Ese es realmente el truco para crear riqueza. Si quieres recoger tomates debes plantar tomates, si quieres recoger riqueza debes ayudar a la gente creando un producto o servicio que le ayude en algo. No pienses tanto en 1 millón de euros sino en cómo ayudar a 1 millón de personas. Un trabajo es una forma de ayudar a una persona a hacer algo. Una empresa ayuda a una multitud de personas. Dependiendo de tus capacidades y habilidades puedes ayudar de diferentes formas, por eso no hay un método y se puede ser creativo en ese método.
El problema es la pregunta que nos formulamos ¿cómo puedo ayudar? sino ¿a quién puedo ayudar? Personaliza la respuesta, quizá hasta ponle nombre y apellidos. Sobre todo mira en tu interior porque cada uno de nosotros tenemos necesidades, ¿podría hacer algo para mí que ayude a otras personas? Idea algo, testéalo y, si hay demanda, lánzate al por mayor. Ve probando ya que James Altucher no se enriqueció con la primera idea, fue probando y perfeccionando ideas hasta que dio con el negocio/s perfecto/s.
Consideraciones a tener en cuenta
No todo es tan fácil, pero tampoco es tan difícil. En primer lugar, hay que saber el contexto económico en el que estamos y saber que, ante la incertidumbre actual sobre el futuro, la gente (uno mismo) no tiende a comprar frugalidades. Hay que ser útil de verdad. Por lo tanto, piensa en 3 ó 4 utilidades que ofreces. Otras veces no tienes porqué cobrar del cliente nada directamente sino que puedes ofrecer una muestra gratis u ofrecer un servicio premium o cobrar por anuncios (es el negocio de Google, por ejemplo, a parte del estudio sociológico que ofrece de los datos que recopila). Pero, sobre todo, concreta qué conocimiento dominas (o puedes dominar) o en qué eres bueno y tradúcelo en algo concreto que ofrecer.
Por último, hay que tener en cuenta que, como en el ajedrez, cada movimiento hay que calcularlo, cubrirnos, porque podemos equivocarnos como yo con esta entrada de mi blog. Lo importante no es equivocarnos sino cuán preparados estamos para ello. Así es cómo se crea riqueza. Como en todo es un tema de aptitud y actitud. La mayoría de libros se quedan en la actitud pero la aptitud, los conocimientos y capacidades, son en realidad cosa nuestra y nadie puede decirte qué debes estudiar.