Mucho se está hablando de controlar las deudas y, ahora incluso, de modificar la Constitución porque hay que tranquilizar a los mercados en esta crisis económica.
No sé yo, pero a mí eso de que se limite el gasto (la deuda) asumida por el Estado en la Constitución me parece algo bueno, pero temo que se hace tarde, deprisa y, como no puede ser de otra manera, mal. Vamos, como todo hasta ahora en este País.
Pienso que es algo que ha tardado mucho en realizarse y no hubiese hecho falta ponerlo en la Constitución, de lo evidente que es. En Alemania esto no pasa.
Y lo defiendo así, por lo mismo que pienso un banquero no debería (ni debió) haber repartido créditos a diestro y siniestro, porque no me fiaba de la devolución de todos aquellos préstamos y tampoco me fio de la gestión económica de los políticos. Se puede llamar gestión económica pero debería haberse llamado gestión del gasto inútil y descontrolado.
Es curioso que el país que nos lo haya "sugerido" sea Alemania, debemos reconocerle el mérito por lo menos (no pasa nada). Es curioso, porque fue el primer país en saltarse el límite del acuerdo de Maastricht, en primer lugar, y porque esa sugerencia supone una sentencia clara ya que, al obligar a poner el límite al gasto en la Constitución, el mensaje es muy claro, ¡no me fío de tu gestión!
Deuda, el mal de todos los males, es ahora el foco de toda la atención de los políticos cuando, si hubieran leído un poco este blog, se habrían dado cuenta de lo básico que es en toda economía, pequeña o grande, local o mundial.
La deuda en sí no es mala, pero que hay que tener un control sobre ella. Si no es así ella termina controlándote a tí.
Siguiendo la discusión de un blog amigo se ponía sobre la mesa cómo iba bajando la rentabilidad del capital obtenido por la deuda. Lo importante no es al deuda en sí, sino en qué se utiliza la misma y qué rentabilidad se le obtiene.
Está claro, hablando de economía doméstica podemos hablar (para que todo el mundo me entienda) de deuda buena y deuda mala (performing or non-performing loan) sobre aquella que produce o no produce rentabilidad para nosotros (más la devolución del crédito), respectivamente.
También está claro que un país no debería regirse por elementos tan económicos (me podrían tachar de "malvado capitalista" ya que existen prestaciones sociales, policía, médicos, educación, etc) pero este país ha sido (sobre todo desde que nos gobiernan unos cuantos) el país del derroche. Primero, para comprar votos, luego con subvenciones de todo tipo, regalando ordenadores a los colegios, potenciando rencores de hace más de 75 años absurdos en la población, etc. Por lo tanto, ante esta situación de alarmante derroche económico, me parece muy buena idea el limitar el gasto de los políticos (ojo! es para el 2018 por lo menos, ahora el daño ya está hecho).
Es hora de empezar a tomar en serio el control del gasto que, por otro lado, no quiere decir que no se gaste pero se debería tener en cuenta la rentabilidad de ese cambio. Alemania fue el primero en levantarse el límite de gasto del pacto de estabilidad, pero ellos tienen apenas un 3% de paro. Nosotros un 20%, ¿qué país ha hecho buena gestión?
En Valencia, España, estamos acostumbrados a gastos enormes sin ningún tipo de control (luego se achaca las pérdidas cualquier empresa pública y ya está, cosas de la perversión del sistema) para hacer no se qué reforma faraónica que luego, a la hora de la verdad, sólo repuntan un ingreso puntual y el derroche ya está hecho porque al final son "monumentos" deficitarios. Podría nombrar la Copa América, el circuito de F1, la remodelación de la plaza redonda, el AVE, etc.
Bueno, a ver si el techo de gasto también se lo plantean las Comunidades Autónomas (CIU y PNV ya están soltando espumarajos) porque en la Comunidad Valenciana aún no se sabe nada del posible agujero de deuda que hay (no ha habido cambio de gobierno) pero en otras Comunidades sí que lo sabemos y tememos lo peor, y las regiones son culpables de 1/3 del déficit (que no es poco). Si se limita al Estado, también sería bueno a ellas (y recortar Ayuntamientos y Diputaciones, racionalizar servicios públicos, recortar subvenciones inútiles, etc)
¿Seremos demasiado grandes para caer? Tiempo al tiempo.
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