Si algo, sin duda, he aprendido de esta crisis es que no puedo vivir por encima de mis posibilidades. He aprendido a ahorrar.
Ahorrar no significa que, por mi culpa (o la de todos, en cadena), llevemos a la ruina a nuestro país por falta de consumo ni tampoco que por ahorrar tenga que vivir en una cueva.
Si nuestro país está en quiebra es por nuestros gobiernos y el exceso de gasto (¿de todos?) y no por mi decisión de adaptar mis gastos a mis ingresos. Eso, como mucho, hará equilibrar mi nivel de vida y darme tranquilidad.
La persona que sea malcarada, huraña, pesetera, agarrada, jeta, chupona, gorrona y buitre (sinónimos muchas veces del que ahorra y no sólo del que prefiere gastar el dinero de otros al suyo propio) va con la personalidad de cada uno (el que es así lo seguirá siendo ahorre o no, es cosa de carácter) no con ser previsor. ¿Somos conscientes de que algunos están a sólo un accidente, una enfermedad o una mala situación laboral de la bancarrota?
Pero ahora que he empezado a ahorrar, ¿qué alternativas me quedan?
Lo que tengo ahorrado lo puedo dejar como está (no hacer nada con él) y seguir ahorrando en "la hucha" o "colchón" para algún imprevisto (porque no sé cuando vendrá, por eso se llama imprevisto). Ya que me ha costado tanto esfuerzo ganarlo parece la mejor solución porque ¿dónde mejor va a estar que junto a mí? No parece mala opción si no fuera porque el inexorable paso del tiempo va a hacer mella en ellos a través de la inflación. Por ahora es la mejor opción.
O, por el contrario, puedo hacer algo con él como, por ejemplo, invertirlo o gastármelo. Si me lo gasto (es mi dinero y hago con él lo que quiero), todo o parte, tampoco parece mala idea. Según los economistas aumentar mi nivel de gasto favorecerá el crecimiento del país. A mí, personalmente, me da igual lo que digan los economistas (no decían que no estábamos en crisis que ahora sean ellos los que remen). Nadie me va a echar una mano cuando me haga falta dinero para algún imprevisto (del coche, me divorcie, me despidan, etc.).
Lo único para lo que me va a valer si se me ocurre gastar parte o todo de lo ahorrado en algún capricho merecido (un viaje, un coche nuevo, vacaciones, etc.) es que por lo menos lo pago al contado y no con un interés a una financiera (van desde el 10% al 28% sólo para que lo sepáis si no revisad los TAE de las tarjetas de crédito o contratos de préstamo). Los préstamos sólo hipotecan el futuro (gastamos con dinero que no tenemos en este momento). Sólo que volveremos al principio y vuelta al ahorro.
Pero no, yo he decidido invertirlo, sacarle unos eurillos al ahorro y aprovechar el interés compuesto a mí favor. Todo depende de nuestro nivel de inversor. Haciendo acopio de la definición de inversor de Ben Graham (un tipo muy listo) en la cual se considerará inversión: Aquella que, tras un analísis meticuloso, promete seguridad del principal y un retorno de inversión satisfactorio. Una operación que no cumple con estos requisitos es especulativa.
Me gusta la definición. Conservar el ahorro y obtener algún retorno. Siempre me quedará la opción del colchón.
Mis opciones entonces pasarán por activos financieros sin riesgo (depósitos bancarios) o de riesgo muy bajo (renta fija del Estado o empresarial de alta calificación). También puedo invertirlo en otros activos financieros (como las acciones o un fondo de inversión referenciado a un índice) pero, como siempre, según aumenta el riesgo así debe aumentar mi conocimiento sobre el producto en el cual invertir.
Si no es preferible meterlo debajo de un colchón.
El artículo me parece más largo de lo necesario. La perfección llega a través de la eliminación.
ResponderEliminarOk.
ResponderEliminarVaya cómo estás dejando el blog, cada vez que entro le noto un cambio.
ResponderEliminarEste fondo del cartel de "Wall Street" queda muy chulo, le da una identidad fuerte y lo distingue bastante de otros blog de finanzas e inversiones.
Gracias, poco a poco iremos mejorando.
ResponderEliminarVoy probando "artilugios" nuevos que salen en blogger y en la red para ver su utilidad y probarlos.
Nos vemos