Realmente para los políticos la jornada de reflexión es el día después de las elecciones. Es la jornada tras la cual se debe asumir los resultados obtenidos que poco tiene que ver con la campaña y más con su gestión pasada. Quizá sea el único día en el que realmente sienten que su auténtico fin es el servicio público y los ciudadanos, sus jefes.
La reflexión me gustaría comenzarla desde un punto de vista aristotélico, analizando a ambos presidentes (saliente y entrante). ¿Por qué desde un punto de vista aristotélico? Porque Aristóteles, que es uno de los pilares básicos de la filosofía occidental, nos mostró, en su Ética a Nicómaco, que las materias que debe dominar un político son la Estrategia, la Economía y la Oratoria. Tres materias fundamentales que, tanto en la antigüedad como ahora, tienen gran importancia en la Política.
El presidente saliente, José Luis Rodríguez Zapatero, demostró que no sabía nada de Economía (de nada le valieron esas "cuatro tardes"), aunque sí mucho de Estrategia y de Oratoria. En lo tocante a la Economía ha demostrado que no se puede ir siempre en "piloto automático" y dejarse llevar por los esfuerzos de su antecesor que, ya en su momento, tuvo que hacer grandes privatizaciones, congelación salarial y recortar la administración, herencia de otro (des)gobierno socialista, para sacarnos de otra... gran crisis.
En lo tocante a la Estrategia voy a dejar claro que me refiero a estrategia para conseguir el poder y mantenerlo; no precisamente a sus mediocres dotes en relaciones internacionales. En lo tocante a Estrategia supo levantar antiguas rencillas con su (des)memoria histórica favoreciendo más a un bando que a otro (rencillas casi perdonadas y enterradas, pero no olvidadas), favorecer la política de los nacionalismos enfrentando a la población unos con otros en vez de intentar trabajar todos juntos o defender intereses para la ciudadanía, buscar calmar su amor propio anti-americano (más como moda y como muestra, quizá, de su anti-capitalismo) haciendo alianzas con gobiernos mediocres o de dudoso talante democrático aunque afines ideológicamente, supo quebrantar el Estado democrático incumpliendo la jornada de reflexión de las primeras votaciones aprovechándose del terrorismo islámico y favoreciendo la entrada de terroristas en las instituciones democráticas dándole un respiro a ETA cuando prácticamente estaba derrotada, ha creado leyes que son económicamente insostenibles "regalando" millones en subvenciones sin velar por el bien común, etc.
Pero ninguna Estrategia brillante ni Oratoria (que en comparación con el actual presidente, Mariano Rajoy, es muy brillante) ha evitado que los españoles que vivimos a pie de calle, que tenemos que "buscarnos las castañas" todos los días, mostremos nuestro disgusto con su gestión. Gestión que se puede calificar de pésima. No quiso ver la crisis y cuando estaba en todo el meollo no tuvieron más remedio que "venir de fuera" para decirle lo que tenía que hacer (por no haberlo hecho antes, claro). Siento que Rubalcaba haya tenido que lidiar con esa herencia envenenada (causante también él, no se puede olvidar) pero quizá no se dio cuenta que cuanto más salía pidiendo nuestro voto, más nos recordaba la mala gestión y más votantes perdía, y cuantos más votantes perdía, más salía pidiendo el voto.
En cambio, la Estrategia contraria de Mariano Rajoy supo, de un plumazo, aprovechar sus fortalezas y evitar sus debilidades; simplemente se sentó a esperar y salió lo justo y sin salirse del rol establecido.
Nosotros como electores esperemos que este nuevo presidente junte un buen equipo de Economía (ya que tampoco es lince en el asunto, que digamos), demuestre que es un buen Estratega pero no solo en beneficio propio y de su partido como hemos sido testigos sino de los intereses generales, renovando la imagen del país en el exterior ante cualquier mandatario (y también mejorando el trato que se dispensa desde las embajadas a los ciudadanos tanto españoles como extranjeros que es una cosa de vergüenza) y sea comedido en sus declaraciones porque ya sabemos que su Oratoria no es su fuerte. Si no sabe por qué perdió las otras veces aquí tiene un pequeño bosquejo.
Sobre todo espero que no ignore que tiene que rendir cuentas a millones de españoles (aquí y en el extranjero) y no se acuerde de nosotros solo cada cuatro años porque tiene que saber que a mí (y a muchos) me da igual quien esté de Presidente, mientras haga lo que tenga que hacer: producir las condiciones idóneas para que podamos vivir el día a día en paz. Si cumple esa premisa como buen profesional, durará mucho en el cargo.
Un saludo.
La reflexión me gustaría comenzarla desde un punto de vista aristotélico, analizando a ambos presidentes (saliente y entrante). ¿Por qué desde un punto de vista aristotélico? Porque Aristóteles, que es uno de los pilares básicos de la filosofía occidental, nos mostró, en su Ética a Nicómaco, que las materias que debe dominar un político son la Estrategia, la Economía y la Oratoria. Tres materias fundamentales que, tanto en la antigüedad como ahora, tienen gran importancia en la Política.
El presidente saliente, José Luis Rodríguez Zapatero, demostró que no sabía nada de Economía (de nada le valieron esas "cuatro tardes"), aunque sí mucho de Estrategia y de Oratoria. En lo tocante a la Economía ha demostrado que no se puede ir siempre en "piloto automático" y dejarse llevar por los esfuerzos de su antecesor que, ya en su momento, tuvo que hacer grandes privatizaciones, congelación salarial y recortar la administración, herencia de otro (des)gobierno socialista, para sacarnos de otra... gran crisis.
En lo tocante a la Estrategia voy a dejar claro que me refiero a estrategia para conseguir el poder y mantenerlo; no precisamente a sus mediocres dotes en relaciones internacionales. En lo tocante a Estrategia supo levantar antiguas rencillas con su (des)memoria histórica favoreciendo más a un bando que a otro (rencillas casi perdonadas y enterradas, pero no olvidadas), favorecer la política de los nacionalismos enfrentando a la población unos con otros en vez de intentar trabajar todos juntos o defender intereses para la ciudadanía, buscar calmar su amor propio anti-americano (más como moda y como muestra, quizá, de su anti-capitalismo) haciendo alianzas con gobiernos mediocres o de dudoso talante democrático aunque afines ideológicamente, supo quebrantar el Estado democrático incumpliendo la jornada de reflexión de las primeras votaciones aprovechándose del terrorismo islámico y favoreciendo la entrada de terroristas en las instituciones democráticas dándole un respiro a ETA cuando prácticamente estaba derrotada, ha creado leyes que son económicamente insostenibles "regalando" millones en subvenciones sin velar por el bien común, etc.
Pero ninguna Estrategia brillante ni Oratoria (que en comparación con el actual presidente, Mariano Rajoy, es muy brillante) ha evitado que los españoles que vivimos a pie de calle, que tenemos que "buscarnos las castañas" todos los días, mostremos nuestro disgusto con su gestión. Gestión que se puede calificar de pésima. No quiso ver la crisis y cuando estaba en todo el meollo no tuvieron más remedio que "venir de fuera" para decirle lo que tenía que hacer (por no haberlo hecho antes, claro). Siento que Rubalcaba haya tenido que lidiar con esa herencia envenenada (causante también él, no se puede olvidar) pero quizá no se dio cuenta que cuanto más salía pidiendo nuestro voto, más nos recordaba la mala gestión y más votantes perdía, y cuantos más votantes perdía, más salía pidiendo el voto.
En cambio, la Estrategia contraria de Mariano Rajoy supo, de un plumazo, aprovechar sus fortalezas y evitar sus debilidades; simplemente se sentó a esperar y salió lo justo y sin salirse del rol establecido.
Nosotros como electores esperemos que este nuevo presidente junte un buen equipo de Economía (ya que tampoco es lince en el asunto, que digamos), demuestre que es un buen Estratega pero no solo en beneficio propio y de su partido como hemos sido testigos sino de los intereses generales, renovando la imagen del país en el exterior ante cualquier mandatario (y también mejorando el trato que se dispensa desde las embajadas a los ciudadanos tanto españoles como extranjeros que es una cosa de vergüenza) y sea comedido en sus declaraciones porque ya sabemos que su Oratoria no es su fuerte. Si no sabe por qué perdió las otras veces aquí tiene un pequeño bosquejo.
Sobre todo espero que no ignore que tiene que rendir cuentas a millones de españoles (aquí y en el extranjero) y no se acuerde de nosotros solo cada cuatro años porque tiene que saber que a mí (y a muchos) me da igual quien esté de Presidente, mientras haga lo que tenga que hacer: producir las condiciones idóneas para que podamos vivir el día a día en paz. Si cumple esa premisa como buen profesional, durará mucho en el cargo.
Un saludo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario