A la hora de invertir en Bolsa todos queremos conseguir beneficios y, aunque pensamos que es relativamente fácil, pocos son los que los obtienen.
Como en todo negocio que se precie el beneficio en la Bolsa va a depender del retorno de la inversión tras un período de tiempo invertido, es decir, de la rentabilidad obtenida sobre nuestro capital desembolsado. Como en todo, es cuestión de tiempo y dinero.
El dinero depende, básicamente, de nuestros ingresos pero siendo más específico va a depender de nuestro ahorro, debido a que muy poca gente podría invertir el 100% de sus ingresos. Hoy voy a centrarme más en el concepto de tiempo.
Tiempo
Es un aspecto fundamental de la inversión en Bolsa porque invertir en bolsa es sinónimo de invertir con paciencia. Hay un mantra o leyenda el cual dice que en la bolsa el 95% de los inversores pierde dinero y, por lo tanto, sólo el 5% obtiene beneficios en ella. Me atrevería a afirmar que, de hecho, ese porcentaje es de aquellos que pierden la paciencia. A parte de que no hay ningún estudio que lo demuestre habría que ver el muestreo de los inversores y durante cuanto tiempo se hizo.
En el bolsa o en cualquier apuesta en el corto plazo todos nos convertimos en futurólogos o jugadores de casino y, como tales, nos comportamos. ¿Cuántos de nosotros somos capaces de fallar una predicción o apuesta sobre cualquier? Seguramente el 95% de nosotros. En el largo plazo es donde se reconoce el verdadero valor de las empresas ya que, salvo quiebra total, esa empresa tarde o temprano dará beneficios y la gente querrá invertir en ella. Si no da beneficios no tiene sentido que siga funcionando. Pero Largo Plazo es un tiempo indeterminado. Algunos lo valoran en 1 año, 3 años, 5 años o, incluso, 10 años; otros sencillamente no ponen tope.
Si nos damos cuenta el componente más importante y donde muchos autores fijan su atención en las inversiones, por lo visto hasta ahora, es el plazo pero, para mí, el tiempo de una inversión es un concepto compuesto por otros dos igual de importantes: el momento y el plazo.
Plazo
Es el lapso de tiempo transcurrido entre los momentos de entrada y de salida. Las denominaciones de corto, medio o largo es sólo orientativo. De hecho, casi ningún autor se pone de acuerdo. Lo que es corto plazo para mí puede ser medio o largo para tí. Como he dicho arriba, el plazo es un tiempo indeterminado.
Como el plazo en obtener la rentabilidad esperada es muy importante tenemos que tenerlo muy presente. No es lo mismo obtener un 25% de beneficio en 1 mes, que en 25 años. Con lo cual cada año de más en obtener esa rentabilidad, más se diluye ese porcentaje. Esto se debe al efecto del interés compuesto sobre el capital, distinto del interés simple.
Evidentemente cuanto menos tiempo tardemos en obtener esa revalorización mejor va a ser. Por lo tanto, el momento de entrada óptimo será aquel que nos permita acortar el plazo en la consecución de la rentabilidad deseada y alcanzar cuanto antes el momento de salida óptimo.
Momento
Como no es lo mismo obtener un 25% de beneficio en 1 mes que en 25 años y sabemos que la economía es cíclica entra en escena el otro componente del Tiempo que resulta esencial en la ecuación: el Momento.
Para realizar un beneficio debemos comprar barato y vender más caro, con lo cual por lógica, debemos invertir cuando la bolsa ha bajado y vender cuando ha subido (lógico, ¿no?). El 95% de los inversores compran cuando las noticias dicen que la bolsa ha subido y cuando ven que sus acciones están bajando, como no quieren perder dinero, venden el total obviando que la rentabilidad media anual de la renta variable (bolsa) es de un 10% durante los últimos... 23 años!!! (actualizado en 2016) pero teniendo en cuenta que hay subidas durante ese tiempo del 100% y bajadas de hasta el 90%.
El problema reside en que no sabemos cuando va a bajar, si ha bajado si seguirá bajando y si ya ha bajado todo lo que tenía que bajar cuando subirá. En el estudio anterior estar fuera de la bolsa los 30 días que más subió reduce el beneficio medio anual a entre un 0% y un 2%.
El problema reside en que no sabemos cuando va a bajar, si ha bajado si seguirá bajando y si ya ha bajado todo lo que tenía que bajar cuando subirá. En el estudio anterior estar fuera de la bolsa los 30 días que más subió reduce el beneficio medio anual a entre un 0% y un 2%.
Entonces, ¿cuándo es el momento óptimo de entrada? Cuando hay una crisis, pues hay una bajada importante del valor y porque está comprobado que el momento de entrada es crucial. Aún así, hay que ser cautos ya que podemos comprobar que, a pesar de creer que es el momento más bajo, nuestra apuesta (quizá una palabra que implica demasiado bien el concepto de riesgo en la inversión a nuestro pesar) siga cosechando pérdidas ya que resulte que su precio no se haya devaluado lo suficiente. Pero ello uno debe estar siempre vigilante.
El momento de salida llega cuando, después de estar (es decir, invertir durante un determinado plazo) en un valor determinado, se obtiene una revalorización suficiente para nuestras perspectivas de beneficio. Es decir, que el momento de salida óptimo se puede producir en un sólo día o tras 25 años (es lo que se tardó para recuperar el valor del Dow Jones tras el Crack del 29).
Mientras, a esperar nuestro plazo.
Conclusión
Como ejemplo podemos observar (como simple ejemplo de lo aquí expuesto) lo que ocurrió en el famoso Crack del 29. Si nuestro momento de entrada hubiese sido en 1929 (justo antes de la caída) al fin de un plazo de 25 años habría sido el mínimo para recuperar la inversión y más para obtener los beneficios. No se puede decir que hubiese sido, precisamente, un momento óptimo de entrada aunque siempre podríamos haber disfrutado de los dividendos (si no quebró la empresa, claro).
Si nuestro momento de entrada hubiese sido en enero de 1933 nuestro momento de salida hubiese llegado al cabo de 4 años más tarde en enero de 1937. En ese momento el Dow Jones estuvo sobre los 50 puntos y terminó cerca de los 200 (aproximadamente un 41% de rentabilidad anual, un 300% de rentabilidad simple). Y estamos en plena depresión de los 30.
Todo, como siempre se ha dicho, depende de nosotros (no tenemos que culpar de nuestros errores a los futurólogos - analistas) y la decisión de entrar en un valor o en otro va a depender de:
- la devaluación suficiente del precio (suficiente para nosotros),
- las perspectivas de revalorización por la solidez del mismo,
- la paciencia que tengamos (el plazo es importante).
Si además, como pasa ahora mismo, tenemos valores que nos pueden ofrecer una rentabilidad de hasta un 8% por los dividendo (casi lo que nos cobraría cualquier entidad por un préstamo personal) nunca ha sido tan claro que hoy (en este momento) sería un buen momento para invertir en bolsa.
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