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jueves, 27 de agosto de 2015

5 puntos de porqué la volatilidad es igual a beneficios

Volatilidad igual a Beneficios.














La mayoría de las personas cuando acuden a la bolsa lo hacen con plena aversión al riesgo. Ya no digo con miedo sino con pánico a ver descender un 1% sus queridos ahorros que han querido "invertir" en la bolsa de valores. Tampoco estoy diciendo que no miren el mercado, claro, pero hay que saber dónde se está metiendo uno para no salir escaldado (como hacen el 80% de los inversores particulares).

El caso es que recientemente hemos visto como, según los medios especializados, la bolsa ha sido contagiada de la debacle china. La bolsa española ha visto una caída de un 11% en una semana y algunos expertos empiezan a ver una corrección o, incluso, la puerta a la nuevo crash como el del 2009.  El caso es que todos esos llevan un enfoque equivocado.

1. La bolsa, sitio no apto para cardíacos.

La bolsa fluctúa, es su función, pues a pesar de lo que piensen algunos (incluso premios nobel) el mercado de valores está lejos de ser un mercado eficiente. Las diversas fluctuaciones de la bolsa están en relación con el exceso de oferentes o demandantes de valores pues no es más que una subasta en tiempo real. Estos desajustes se provocan porque no todos los participantes, aún pudiendo tener la misma información, que lo dudo, no tienen porqué tener las mismas expectativas futuras. Por eso, y añadiendo que cada vez hay más órdenes automáticas de compra y venta, las mayor parte del mercado es una continua fluctuación. Como mucho podemos adivinar u observar su tendencia actual.

Para evitar esas fluctuaciones algunos expertos aconsejan la renta fija (pública o corporativa) pero, claro, si supiesen algo de economía o fuesen asesores financieros y no vendedores o propagandistas sabrían que esa ni es tan segura ni tan fija...

2. Se suele confundir invertir con ir al casino.

Sobre todo el inversor particular que acude a la bolsa a esperar el próximo pelotazo y se mete... en Telefónica porque tiene un buen dividendo. Si queremos descubrir el siguiente Google o Apple hay que ir a los mercados donde se encuentran las futuras star-ups e invertir con sentido de Business Angel (Capital Riesgo), esto es, que se más posible descubrir 99 empresas que no triunfarán y 1 que dé el pelotazo buscado. Pero para eso mismo está la lotería y, francamente, es más barato. A pesar de todo hay los que se atreven a invertir porque les han dicho que a larga la bolsa siempre sube y compran acciones más o menos seguras (por lo menos, no han quebrado en la crisis) ya que en la renta fija encima pierdo dinero, pues se coloca a tipos negativos. Sea uno el tipo de inversor que sea, por favor, no confundan nunca el mercado de valores con un casino.

3. La volatilidad es un camino de doble sentido.

Pero que un mercado sea volátil es bueno ya que todo lo que baja puede terminar subiendo igual o más que la bajada. ¿Cómo? No, no me he confundido con el popular dicho de todo lo que sube, tiene que bajar propio de la Ley de la Gravedad. Las inversiones tienen sus propias leyes matemáticas curiosas. La volatilidad siempre se ha asociado un concepto negativo del mercado de valores cuando, en realidad, es la base de este mercado.

Por ejemplo, si invertimos en una acción a 10€ y esta baja un 10%, es decir que termina a 9€, si decidiésemos mantenerla para recuperar su anterior valor tendría que subir un 11%, pues un 10% subiría hasta 9,9€. Entonces si baja, subir cuesta más y, por ello, se inventaron herramientas como el stop loss aunque también se han inventado estrategias como promediar a la baja.

Vamos con un ejemplo real y cercano. Cogemos una acción que, aunque sufriese mucho su cotización en el 2009 no llegase a quebrar como, por ejemplo, Santander. En el 2007 el precio por acción rondaba los 14€ y durante el 2008 y 2009 cayó hasta los 4€. Una caída en el valor de más del 70%. Si hubiésemos promediado, es decir, si hubiésemos cubierto con liquidez ese 70% de pérdidas habríamos visto como en el 2011 se alzaba hasta los 10€. Es decir, una subida de un 150% suficiente como para respaldar las pérdidas cubiertas y obtener beneficios. Increíble, ¿verdad? Pero hay que tener dos cualidades: liquidez y paciencia para ello.

4. Antes de observar el contagio de otros mercados también hay que observar la evolución del propio.

Hoy por hoy, España está liderando el crecimiento de la zona Euro con un crecimiento interanual de un 3,1% gracias, sobre todo, al consumo y a la inversión que vuelven, por fin. En la bolsa hay muchos supuestos inversores que no se dan cuenta de que cuando se compra una acción se está comprando una parte de una empresa y, eso solo tiene sentido, si esa empresa prevee seguir dando beneficios en los próximos años (sino, mal vamos). Pues el PIB de un Estado resume el crecimiento de la mayoría de las empresas y si ese indicador macro sube, lo lógico, es pensar que el beneficio de la mayoría de las empresas va a aumentar y, por tanto, subir también la demanda de sus acciones. Esa es la lógica del mercado de valores. No podemos confundir un pequeño resfriado con una enfermedad terminal...

5. No hagamos caso a la prensa.

La mayoría de la prensa es alarmista por necesidad ya que es un negocio que depende de mantener llamar y mantener la atención de sus consumidores. El lector medio no pasa de un titular y, por tanto, si ese titular no llama la atención (con miedo o euforia desmedidas) sus consumidores no permanecerán mucho tiempo en la web o periódico y, por consiguiente, menos influenciados por la publicidad que costea la viabilidad de ese medio de comunicación. Por lo tanto, es bueno leer la prensa (pues algo de verdad siempre dicen) pero hay que ser muy críticos con lo que leemos y hasta qué punto la alarma es fundada. Lo mejor es leer varios e intentar obtener una opinión propia de ello y convertirnos así en un auténtico Hombre Económico.

Un saludo.